No hay necesidad de preocuparse, porque es imposible abrir la puerta. Las puertas de los aviones se abren hacia adentro. A 9,100 metros sobre el nivel del mar --altura a la que generalmente vuelan los jets--, la presión atmosférica es de apenas 210 gramos por centímetro cuadrado, mientras que la cabina está presurizada a unos 770 gramos por centímetro cuadrado. Eso significa que en cada centímetro cuadrado de puerta se ejercen 770 gramos de presión hacia afuera, y sólo 210 hacia adentro, lo que da por resultado una presión interior neta de 560 gramos por centímetro cuadrado. Por tanto, si la puerta tiene una superficie de 4200 centímetros cuadrados, abrirla sería como levantar unas pesas de 2.35 toneladas. Conclusión: imposible abrir la puerta de un avión en vuelo.