Yo soy profesor de física... y la verdad es que cada vez estoy más harto del mundo de la enseñanza. Vamos por partes.
1) En el ámbito UNIVERSITARIO la mayoría de profesores DETESTAN la enseñanza. Esto es un hecho. No lo dicen abiertamente, claro, pero es la pura verdad. Dan clases no por vocación sino como parte de sus obligaciones contractuales.
No obstante, hay muy buenos profesores universitarios, y muy malos, como ocurre en todas las profesiones... Cuando yo estudiaba la carrera de física, tuve profesores nefastos, que no sabían explicar, que no querían explicar... También había profesores excelentes, que explicaban con mucha claridad y a los que se les entendía todo pese a la dificultad de la materia.
Pero, por regla general, los físicos —los científicos en general— detestan la enseñanza. Hay excepciones, claro... pero que sólo confirman la regla. A los físicos lo que les motiva es la INVESTIGACIÓN: estudiaron física porque les apasiona la física y no necesariamente la pedagogía.
Todos los grandes genios han odiado la enseñanza... Einstein, por ejemplo, rechazó ofertas de Viena y Utrecht pero aceptó, en cambio, la plaza de investigador en la Academia Prusiana de Ciencias en Berlín PORQUE LE LIBERABA DE LAS TAREAS DOCENTES.
2) En cuanto a la EDUCACIÓN SECUNDARIA (ESO y Bachillerato), más de lo mismo...
El descontento de los profesores de secundaria es hoy mayor que nunca. El profesor tiene que dedicar el 90% de sus energías sólo para controlar al personal. Abundan las bajas por depresión... y no me extraña. Sinceramente, uno no estudia toda una carrera de física —o, para el caso, cualquier otra carrera— para después tener que lidiar cada día con un clase de 30 adolescentes-energúmenos con las hormonas por las nubes y a quienes no les interesa precisamente demasiado lo que explica el profesor...
Ni el alumno quiere estudiar ni el profesor quiere enseñar... pero ambos están de algún modo "obligados" a permanecer en el aula: el uno por imposición de los padres, el otro por necesidades económicas. Esta es la triste realidad.
La figura del profesor, antaño muy respetada, está hoy totalmente desacreditada. Su autoridad se ha reducido a cero y su discurso ha quedado obsoleto. Los jovenes aprenden más y mejor en Internet que en las aulas... El profesor parece hoy una reliquia de un pasado remoto.
3) No debe extrañar, pues, que la elección de la carrera de profesor esté al final de la lista de opciones... Y si, no obstante, la mayoría de licenciados se acaban dedicando a la enseñanza NO es por vocación sino simplemente por que NO hay otras ofertas de trabajo relacionadas con la carrera (no todos tenemos la suerte de ser un Einstein). En algunas carreras, como filosofía, la enseñanza es prácticamente la ÚNICA salida profesional que le espera al futuro licenciado.
Las personas que sienten auténtica vocación por la enseñanza lógicamente estudian magisterio o pedagogía; la mayoría acaban siendo maestros en ciclos de Eduación Primaria. Es aquí, pues, donde encontraremos maestros vocacionales.
En cambio, en la Educación Secundaria se requieren especialistas para impartir las diferentes asignaturas, es decir, licenciados en matemáticas, física, química, etc. Ahora bien, los que hemos estudiado alguna de estas carreras —la mayoría, al menos— las hemos estudiado porque nos gustan las matemáticas, la física o la química... NO porque nos guste la enseñanza. Si nos dedicamos a ello es sólo porque no hay otras salidas profesionales...