Los vikingos llegaron a explorar algunas áreas del Atlántico Norte, que incluían la isla de Groenlandia y parte de la costa del actual Canadá, a partir del siglo X. Aunque las colonias vikingas en Groenlandia pudieron haber perdurado casi 500 años, los asentamientos al otro lado del estrecho de Davis fueron de escasa entidad y muy efímeros, y en ningún caso se produjeron en el territorio americano propiamente continental, sino que se limitaron al extremo septentrional de la isla de Terranova.
La llegada de los vikingos a América cuestiona la tradicional atribución a Cristóbal Colón de ser el primer europeo en llegar a tierras americanas. Actualmente se acepta que los vikingos llegaron hasta la isla de Terranova gracias a los descubrimientos realizados en L'Anse aux Meadows, un pequeño asentamiento vikingo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que constituye hasta la fecha el único vestigio real que los nórdicos dejaron en territorio norteamericano
El objetivo de los vikingos al llegar a América fue sobre todo el dominio de las rutas de navegación y el cobro de derechos para la venta en Europa de animales y otros bienes.
Las sagas nórdicas, dos textos vikingos del siglo XIII, son la primera fuente escrita europea en la que se hace referencia a América. Allí se mencionan cuatro regiones americanas a los que los vikingos ponen nombre: Groenland (Tierra Verde), Helluland (Tierra de Arroyos), Markland (Tierra de Bosques) y Vinland (Tierra de Viñedos).