El Genocidio de Ruanda es un genocidio perpetrado en Ruanda en 1994 por parte de facciones de hutus, sobre tutsis y hutus moderados.
En abril de 1994 el asesinato del general Juvénal Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés desencadena una multitud de masacres en el país contra los tutsis obligando a un desplazamiento masivo de personas hacia campos de refugiados situados en la frontera con los países vecinos, en especial el Zaire (hoy República Democrática del Congo). En agosto de 1995 tropas zaireñas intentan expulsar a estos desplazados a Ruanda. Catorce mil personas son devueltas a Ruanda, mientras que otras 150.000 se refugian en las montañas. Más de 800.000 personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados.
Considerando todos los datos y testimonios que se poseen acerca del genocidio de Ruanda, hay que aclarar que éste no fue exactamente un genocidio de hutus por un lado contra tutsis, por otro, sino que una falange radical y mayoritaria de los hutus fue la que preparó el aniquilamiento masivo tanto de tutsis como también de hutus moderados u opositores del régimen del Habyarimana y cercanos al Frente Patriótico Ruandés (FPR). Por lo tanto, el genocidio no fue sólo de carácter étnico sino también político. Por otro lado no debemos olvidar que también hubo entre las víctimas miles de ciudadanos hutus muertos a manos del FPR. Diversos testimonios nos aclaran que también los militares del Frente Patriótico Revolucionario cometieron asesinatos masivos. Pese a todo, está claro que los tutsis fueron masacrados: se eliminó al 75% de su población durante el genocidio.
El ciudadano belga, Marcel Gérin, recuerda como él y su mujer quedaron atrapados por el conflicto. Fueron testigos de las matanzas indiscriminadas en la zona donde residían y pudieron constatar, al ser hechos prisioneros, cómo los que aparentemente parecían milicianos Interhamwes (radicales hutus) no eran sino mercenarios contratados por el ejército tutsi, los cuales realizaron, según Marcel Gérin, las mayores matanzas en la zona donde residían. Sin embargo, cualquier imagen que se tomara llevaba a creer que los autores eran las milicias hutus Interahamwes.
Milagrosamente y gracias a unos periodistas y a los cascos azules, tanto él como su mujer, lograron escapar de aquel infierno.
El 6 de abril de 1994 ha pasado a ser una fecha macabra no sólo para la historia de Ruanda sino también para la historia de la humanidad. A raíz, sobre todo, del asesinato de presidente Habyarimana, el conflicto interno ruandés ganó en crueldad y se convirtió en un enfrentamiento a gran escala que alcanzó todos los rincones del país. Mostramos, a continuación, una secuencia cronológica de los terribles hechos que tuvieron lugar en los meses de abril , mayo , junio y julio.
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El golpe de estado CHILE
Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973
El 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado al mando de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, terminó con el mandato de Salvador Allende. Tropas del ejército y aviones de la Fuerza Aérea atacaron el Palacio de La Moneda, la sede de gobierno, donde Allende se suicidó antes de ser capturado, después de reiteradas ocasiones en las que se le comunicó que debía salir de La Moneda.
La Junta Militar de Gobierno
Junta de Gobierno de Chile (1973)
La Junta Militar debía gobernar como cuerpo colegiado de acuerdo a lo acordado por los generales golpistas. La presidencia le correspondió al general Augusto Pinochet, por ser comandante en jefe de la rama más antigua de las Fuerzas Armadas. Según la idea original, la presidencia de la Junta sería rotativa, pero esto nunca se cumpliría.
Como era necesario que existiese alguien que hiciera las veces de cabeza de Gobierno visible, se estableció por el decreto ley N° 527 de 1974, que el presidente de la Junta ejercería el poder ejecutivo, con el título de Jefe Supremo de la nación, a pesar de que éste no tenía relación con los poderes que ostentaba. Un nuevo decreto ley le confirió más tarde, en diciembre de ese mismo año, el título de presidente de la República.
El poder que adquirió Pinochet con este nombramiento fue enorme, teniendo la facultad de nombrar y remover a su arbitrio, ministros, intendentes y alcaldes. Además mantenía su puesto en la Junta, con el derecho a voto que tenían todos sus integrantes. Pudo hacer que la Junta aprobase la gran mayoría de sus proposiciones, ya que tenía seguro el voto del director general de Carabineros, general César Mendoza Durán, y la antigua amistad con el comandante en jefe de la Armada, almirante José Toribio Merino, le facilitaba su acuerdo.[6] Sería el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, general Gustavo Leigh, con el que Pinochet tendría los mayores roces, d